martes, 8 de enero de 2013

Las cosas claras como el carbón de Navidad.


Queridos hijos magos

Queridos hijos 
magos.
 No es verdad que 2013 vaya a ser próspero ni feliz. No es verdad que todos nos queramos. No es verdad que empiece algo nuevo en estos días. No os he contado porqué Alberto no ha tenido regalos ni porqué su padre bebe y bebe y vuelve a beber. No os he contado lo mortales que pueden ser las cabalgatas y la falta de empatía. No os he dicho la verdad cuando me habéis preguntados si algún día moriréis/moriremos. He cambiado de canal. He vuelto a mentiros.

No os he contado que el tío ha descubierto este año dónde va la hache intercalada de la palabra desahucio, que antes siempre la ponía mal, así: deshaucio. No os he dicho que seréis unos maleducados porque tendréis una peor educación. Cuando el otro día fuimos a Urgencias dos veces con Martín porque ponía los ojos en blanco, eso tampoco os lo dije: lo de que no le hicieron un escáner cerebral para ahorrarse dinero.
Un momento de la Cabalgata de Reyes en Madrid. | Efe
Queridos hijos magos. No os he dicho que papá a veces tiene miedo y que los Reyes desgraciadamente existen, y que Dumbo no puede ni verlos. Os he traicionado algunas veces y os he mentido muchas más. Y me tocará seguir haciéndolo en pos de vuestra supervivencia.
No os he contado que a la vecina no se le cae la vajilla, sino que la tira furiosamente contra el suelo. No os he contado que es mentira el valor del esfuerzo y es una filfa la honradez: porque puedes hacer el pirata con un banco casero, ya ves, y entonces serás ascendido a timonel en una multinacional.
Queridos hijos magos. No he guardado los christmas en el cajón, como me pedisteis, para qué. Es mentira la igualdad de oportunidades. No es verdad que estuvieran los camellos en el salón. Y no eran migas suyas las que había en el suelo, sino magdalenas de Proust que devora la desvencijada aspiradora del tiempo.
Cogí todas las felicitaciones, las hice trizas y las tiré por la ventana. Y la calle parecía ayer la final del Mundial del 78, un Argentina-Holanda liberador, con todo el arrabal celebrando y el cielo encendido en papelillos dorados que eran puta mentira.
Queridos hijos magos. Cada año os costará más creer, cada año os costará más crecer, cada año os costará más vencer. Ahí están los ojos en blanco de Martín, esta crisis y esta sala de espera de Urgencias de un hospital privatizado con su economía de casino.
De todo el neón y toda la resaca, sólo queda un pedazo de felicitación que se ha salvado de la quema. Iba a tirar la última postal a la lumbre y me he quedado con un trozo entre los dedos, como el jirón de una bandera a la que engancharse.
Son ocho palabras náufragas, el único regalo decente de este padre aguafiestas para este año. Dice así: "Bienaventurados vuestros gritos, porque ellos cambiarán el mundo".

Pedro Simón



No hay comentarios:

Publicar un comentario